gauchito
profanado
El jueves último, cuando el lugar estaba casi desierto, la restauradora Marta Fernández cruzó por enésima vez en el día la salita contigua al gran salón de exposiciones de 1200 metros cuadrados del primer piso del Museo Nacional de Bellas Artes.

Como en las malas películas, como si se tratara de una escena de comedia, la mujer volvió sobre sus pasos porque algo llamó su atención: apoyado sobre una gran tela, estaba el bastidor vacío que poco tiempo atrás había enmarcado "El carneador", un óleo del pintor argentino Cesáreo Bernaldo de Quirós.
La pintura es una típica obra de Quirós (1879-1968), un artista formado en Europa, vinculado siempre con el paisaje y los temas argentinos. La habían robado, aunque en el museo prefieren decir simplemente que "desapareció" momentáneamente, la desmontaron del bastidor y se la llevaron, nadie sabe cómo ni cuando.

Fernández, junto a unos diez empleados, comenzó la búsqueda de la obra, pintada en 1924, en Médanos, Entre Ríos, que mide 1,71 por 1,84 metro y que se cotiza en el mercado por sobre los 150.000 dólares.
Resignada, la comitiva decidió llamar al director del Museo, Jorge Glusberg, por esos días de visita al Brasil.
"Esperen a que yo llegue", fue la respuesta desde Porto Alegre. Un día y medio después, el sábado último, Glusberg se presentó en la comisaría 19a. e hizo la denuncia. En la carátula de la causa que se tramita en el juzgado del juez federal Gabriel Cavallo se lee, simplemente, "hurto".
"Para mí no es un robo -dijo a La Nación Glusberg-, porque todavía lo estamos buscando y estoy seguro de que vaya a aparecer."
Ayer, coleccionistas, marchands, habitués del museo y la propia policía tejían varias hipótesis hasta sobre los móviles del robo. También se hablaba de que éste sería el último de una serie de hurtos que sufrió el museo, que algunas fuentes estimaron en unas 500 pinturas.

El lugar donde estaba la obra es accesible para todos los empleados del museo, pero no para el público.
Se trata de una sala, casi escondida, que alberga varias obras de arte que están allí para ser restauradas. "Hay que atravesar una pared para entrar allí", dijo Glusberg, con lo que parece admitir que quien entró, desmontó y se llevó la pintura conoce al dedillo el museo. Fuentes cercanas a Bellas Artes expresaron que en esa sala es habitual que se coloquen los enseres de catering cuando se llevan a cabo muestras importantes. La pregunta es, entonces, quiénes tienen acceso a esa sala y cómo pudo haber sucedido el robo. Y se dice que el personal de seguridad externa hace horas extras montando muestras y tiene libre circulación.
Los habitués, además, aseguran que un ventanal que da hacia Pueyrredón estuvo roto varios meses.
En cuanto a las pistas que se siguen, hay tres y todos apuestan a la última.
La primera habla de un fanático por la obra de Quirós que habría mandado robar la obra para admirarla en soledad. Esta hipótesis fue descartada por fuentes policiales.
La segunda apunta a un empleado oportunista que se habría llevado el óleo con la idea de venderlo a buen precio. Al ladrón le resultaría imposible hacerlo porque los Quirós están catalogados.
La última supone una maniobra para desprestigiar a Glusberg atácandolo por el lado que más le duele: que el museo no tiene seguridad. El propio Glusberg avala esta teoría.
Robaron en Bellas Artes un valioso cuadro de Quirós

La obra es "El carneador", pintada por el artista argentino en 1924 y valuada en unos 150.000 dólares; todavía no hay pistas firmes sobre los autores. ////////////